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Es el caso de la señora Esperanza Jerez Duarte, quien falleció mientras recorría la ciudad solicitando un cupo en una Unidad de Cuidados Intensivos en Bucaramanga y en toda su área metropolitana.
SANTANDER
Domingo, 2 de agosto del 2020
Esperanza Jerez Duarte, de 71 años, sufría de diferentes patologías, de enfermedades que motivaron a buscar una atención médica especializada urgente ante un contagio con COVID-19.
Esta historia que muestra las deficiencias en el Sistema de Salud en Colombia es contada por Diana, su nieta.
Relató que su abuela por los síntomas que tenía era posible para coronavirus, contagio que pudo tener en una clínica de esta parte del país en donde le venían practicando unas diálisis.
Lo más dramático de lo sucedido, cuenta Diana, es que subidos en una ambulancia, con su abuela enferma, recorrieron Bucaramanga y su área metropolitana y a los centros asistenciales a donde llegaban les decían que no había cupos en las Unidades de Cuidados Intensivos.
“A ella le hacían las diálisis en el hospital de Lebrija, en donde la teníamos. De allí la llevamos a la Comuneros, en donde nos dijeron que no la atendían por problemas con el convenio con las EPS. Después nos fuimos al Hospital Universitario de Santander, también la rechazaron diciendo que no tenían cupo”, contó la nieta de la señora Esperanza Jerez.
Es más, contó que en la clínica Foscal, cuyo eslogan es ‘Esperanza de vida’, tampoco se la recibieron con la excusa de que en una sola habitación tenían hasta tres pacientes afectados por el COVID-19, que la estarían dejando en riesgo.
En ese recorrido, relata que fueron hasta el Hospital Local del Norte y de allí, en la misma ambulancia, fueron hasta el Hospital de Piedecuestas y tampoco la recibieron.
Por último decidieron regresar al centro asistencial de Lebrija, en donde le habían practicado las diálisis. Allí la atendieron, solo brindándole el oxígeno. No hubo la atención médica especializada que la paciente necesitaba.
De las cosas tristes de esta historia es que la señora Esperanza Jerez murió sin saberse si era o no positiva para COVID-19.
“Mi abuela era una señora hipertensa, con problemas cardíacos y fallas renales. Por esto necesitaba que tuvieran en cuenta todas estas patologías”, puntualizó Diana.
Otra de las denuncias que hacen los familiares de la protagonista de esta lamentable historia es que a la señora le practicaron la prueba para el coronavirus después de muerte y todavía están a la espera de los resultados.
Redacción Noticias Regionales
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