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Escenario simbólico del espionaje estatal: un operador anónimo revisa en la pantalla el rostro del ministro Armando Benedetti, evocando las investigaciones por seguimientos digitales y extracción ilegal de datos. Todo esto en medio de las denuncias por presuntas interceptaciones ilegales y uso del software Pegasus.
¿Qué pasó con Perseo?
Colombia revive el fantasma del espionaje estatal: nuevas denuncias reabren la herida de las perfilaciones ilegales
La denuncia del ministro del Interior, Armando Benedetti, por la supuesta infiltración del software Pegasus en su celular vuelve a prender alarmas sobre el uso clandestino de herramientas de inteligencia y el acceso indebido a bases de datos oficiales, una práctica que en el pasado ya salpicó a organismos como la DIAN, la Policía y la Fiscalía.
Redacción Investigativa
Miércoles, 3 de diciembre de 2025
El país vuelve a enfrentarse al viejo y oscuro fantasma de las perfilaciones y el espionaje ilegal desde las entrañas del Estado. Cuando aún no se esclarecen por completo las irregularidades relacionadas con el acceso indebido a la base de datos Perseo de la DIAN —utilizada para extraer información financiera de ciudadanos sin que mediara investigación alguna—, una nueva denuncia sacude el escenario político y judicial colombiano.
El ministro del Interior, Armando Benedetti, aseguró que su teléfono celular habría sido infectado con Pegasus, uno de los softwares de espionaje más intrusivos del mundo, capaz de interceptar llamadas, rastrear ubicaciones, extraer contraseñas y acceder silenciosamente a chats, fotos y todo tipo de información privada. La revelación, hecha tras una revisión técnica, reaviva los temores sobre el uso clandestino de herramientas de vigilancia dentro de los organismos oficiales.
El ingeniero forense Milton Cuadros, entrevistado por La W, confirmó que halló rastros del spyware en el dispositivo del ministro. Explicó que la detección fue posible gracias al software forense checo Mobile ID, que identificó alteraciones en metadatos y registros característicos de Pegasus, pese a su sofisticada arquitectura diseñada para no dejar huellas. “Encontramos evidencia clara: unas huellas particulares que permiten determinar que se trata de Pegasus”, afirmó.
La denuncia se suma a un historial inquietante. En la Policía Nacional, investigaciones internas han revelado la posible utilización de interceptaciones ilegales para afectar la carrera de altos oficiales, como en el caso del general retirado Humberto Guatibonza, quien habría sido víctima de montajes cuando figuraba como firme candidato para llegar a la Dirección de la Institución. Versiones dentro de la misma Policía señalan a un exdirector y a un grupo de oficiales de confianza como responsables de la creación de oscuras “carpetas” destinadas a desprestigiar a mandos oficiales.
La Fiscalía tampoco queda al margen. En la llamada “Sala Esperanza”, ubicada en el Búnker, oficiales de enlace habrían aprovechado su acceso a sistemas de interceptación para adherir números telefónicos ajenos a investigaciones reales, engañando a fiscales que actuaban de buena fe y permitiendo escuchas clandestinas. Lo que llama la atención es que dos de los cuestionados ‘oficiales de enlace’ terminaron en las filas de la POLFA.
Uno de los nombres que resurge en estas indagaciones es el del coronel retirado Óscar Cortés Dueñas, exsubdirector de la POLFA, señalado de acceder sin autorización a información de la base de datos de la DIAN para, al parecer, perfilar a varios policías sin procesos judiciales abiertos. Aunque no se ha probado que actuara bajo órdenes directas de su jefe inmediato, en entornos institucionales resulta difícil creer que operara como “rueda suelta”.
A pesar de que la Procuraduría mantiene abiertas investigaciones, por otro lado, dentro de la DIAN, las indagaciones disciplinarias quedaron sin avance luego de que los funcionarios presuntamente implicados salieran de la entidad, dejando preguntas sin resolver.
Hoy, la reaparición de Pegasus y las denuncias de espionaje al ministro Benedetti alimentan un debate que Colombia creía superado: ¿ha logrado el Estado cerrar definitivamente la puerta al uso irregular de herramientas de inteligencia, o sigue operando una maquinaria clandestina capaz de penetrar la intimidad de cualquier ciudadano?
El país, nuevamente, queda a la espera de respuestas claras en un terreno donde históricamente han predominado las sombras.
Redacción Investigativa
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Leonidas Medina Jiménez
Editor general
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