Bernie Moreno: el senador nacido en Bogotá que se volvió el más ruidoso adversario de Petro en Washington

El republicano Bernie Moreno, inmigrante colombiano y hoy figura ascendente del trumpismo, impulsa desde el Senado una agenda nacionalista que incluye terminar con la doble ciudadanía y endurecer las sanciones contra gobiernos extranjeros. Su discurso ha convertido a Gustavo Petro en uno de sus blancos políticos preferidos, tensando la relación entre Bogotá y Washington.

Redacción Internacional

Miércoles, 3 de diciembre de 2025

Bernie Moreno se ha convertido en una de las voces más estridentes de la nueva derecha estadounidense. Nacido en Bogotá en 1967 y criado en Estados Unidos desde los cinco años, el actual senador republicano por Ohio es un empresario que construyó su fortuna en el negocio automotriz y que ha sabido capitalizar su historia de inmigración legal para ascender como uno de los aliados más fieles —y útiles— de Donald Trump.

Su victoria electoral en 2024, una de las contiendas más reñidas del año, consolidó su peso político. Con el respaldo directo del expresidente, Moreno derrotó al demócrata Sherrod Brown, un veterano del Senado con tres periodos a cuestas. En campaña se presentó como un “outsider” sin pasado político, una narrativa que contrastaba con su largo historial de donaciones multimillonarias al Partido Republicano: un patrón que repitió en 2022 y 2024, invirtiendo millones de dólares de su propio bolsillo para impulsar sus aspiraciones.

El senador también es una figura influyente en el ecosistema conservador: goza del apoyo de J.D. Vance, vicepresidente, del poderoso Club for Growth y de inversionistas vinculados a la industria de las criptomonedas, que destinaron decenas de millones a respaldar su candidatura. No en vano, Moreno ha sido un entusiasta promotor de la tecnología blockchain y fundó su propia empresa del sector.

Voz de línea dura en temas migratorios

Ya en el Capitolio, Moreno se posicionó rápidamente como una voz de línea dura en temas migratorios y de seguridad nacional. Integra cuatro comités clave y ha impulsado proyectos que refuerzan esa postura: desde imponer penas de cárcel para ejecutivos que contraten indocumentados hasta la reciente Ley de Ciudadanía Exclusiva de 2025, que busca eliminar la doble nacionalidad para estadounidenses. Para él, obtener la ciudadanía es un compromiso “total y exclusivo”.

Un fuerte crítico de Gustavo Petro

Pero donde más ruido ha hecho Moreno —especialmente en Colombia— es en su cruzada contra el presidente Gustavo Petro. Desde los primeros roces diplomáticos por los vuelos de deportados, el senador se colocó en la primera línea de presión, promoviendo sanciones y calificando al mandatario como un “dictador socialista”. Su retórica escaló en tono y frecuencia durante 2024 y 2025.

Las tensiones dieron un giro mayor cuando la administración Trump anunció la descertificación de Colombia en la lucha antidrogas, lo que Petro atribuyó directamente a una campaña de desinformación promovida por Moreno. Días después, la Oficina de Control de Activos Extranjeros sancionó al presidente colombiano, a su esposa y a su hijo. Petro, señalando al senador, aseguró que “la amenaza se cumplió”.

La controversia alcanzó un nuevo nivel cuando se filtró una imagen de un documento oficial de la Casa Blanca con un fotomontaje de Petro y Nicolás Maduro vestidos con uniforme carcelario. El memorando llevaba el membrete de Moreno y delineaba sugerencias de sanciones y acciones judiciales contra el gobierno colombiano, desatando una crisis diplomática que llevó a Petro a llamar a consultas a su embajador.

Desde entonces, el senador ha mantenido un discurso implacable. Acusa a Petro de “deshonrar a Colombia” y sostiene que sus políticas benefician a organizaciones criminales. Al mismo tiempo, insiste en que Estados Unidos debe estar preparado para “ayudar al pueblo colombiano” a retomar un rumbo distinto.

Un opositor a distancia con impacto real

Aunque Moreno no ejerce poder directo sobre la política interna colombiana, su cercanía al círculo trumpista y su ubicación en comités estratégicos lo convierten en un actor con capacidad de influir en decisiones que afectan la relación bilateral. Su figura, a medio camino entre empresario, estratega político y agitador ideológico, lo ha transformado en un adversario incómodo —y persistente— para el gobierno de Petro.

Redacción Internacional

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